sábado, 3 de septiembre de 2011

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La soledad es una nube de algodón

La soledad es una nube de algodón,
Pero no puedo compartirla entre los dos.
Sólo hacerla cachitos y danzar con el ruido de los aspersores,
Y tener miedo de que me descubran marcado por sus huellas,
Y soñar en algún momento cuando la pureza era como una costumbre,
Y sufrir por tiburones como pedacitos de arena rojos.

Angustia por un corazón que palpitaba al compás de un recuerdo azul.

La soledad es una nube de algodón,
Pero no es rosa, sino ausente de color,
Y se huele su azabache ternura a kilómetros,
Aunque no haya radares que detecten su velocidad,
Y duermen sus rémoras nadando, de dos en dos como en los viejos tiempos.

Angustia por un momento nacido de una confusión.